Los primeros pasos de cualquier emprendedor siempre son difíciles y son muchas las dudas que te asaltan a la cabeza. Una de las más frecuentes es si resulta más conveniente crear una sociedad mercantil (limitada, anónima o en cualquiera de sus otras formas) o bien una empresa de empresario individual.


Los factores que se deben analizar ante esta decisión son múltiples. Por un lado, es muy importante ser consciente de las obligaciones fiscales que se contraen al crear una empresa; los impuestos (tales como el IVA o el IRPF) así como también la forma legal de los estatutos de constitución de la entidad.


Pero, primero de todo. ¿Qué quiere decir ser autónomo o ser empresario individual? ¿Qué implica constituir una sociedad mercantil?


Empresario individual
Ser empresario individual o autónomo implica, en primera instancia, que tú eres el único socio de la entidad. Esto quiere decir que tú eres el único propietario de la empresa y tus actividades son realizadas de manera independiente. Es una opción muy común de autoempleo pero cabe analizar detalladamente las responsabilidades que conlleva:


· El empresario individual (o trabajador autónomo) responderá con su propio capital y sus bienes ante las deudas que pueda contraer la empresa. La responsabilidad ante las deudas es ilimitada.

· Bajo esta forma legal, el empresario puede emitir facturas con la obligación de retener el IVA y liquidarlo a hacienda de manera trimestral.

· La constitución de la empresa no necesita de unos estatutos ni de un capital inicial mínimo. Sin embargo, necesita ser constituida en Hacienda mediante el modelo 848, 840, 036 y 037. Posteriormente también es necesario afiliarse al RETA.

· Una empresa individual no está sujeta al impuesto de sociedades pero sí que el empresario deberá pagar el IRPF.

Sociedad mercantil
Existen múltiples modalidades de sociedades mercantiles (desde cooperativas hasta sociedades comanditarias). Sin embargo, las dos modalidades más usuales son la Sociedad Anónima y la Sociedad Limitada.

Estas dos formas legales de sociedad mercantil tienen mucho en común puesto que, en ambos casos, la responsabilidad civil de los socios es limitada. Esto quiere decir que, en caso de que la empresa no pudiera afrontar sus deudas, los socios solo tendrían que responder con el capital aportado y no con todos sus bienes (como es el caso de la empresa individual).

La gran diferencia entre la Sociedad Anónima y la Sociedad Limitada es que el capital mínimo para constituir una S.A es de 60.000€ y 3.000€ para una S.L. Por otro lado, cabe añadir que la transmisión de participaciones de la empresa en una S.L es algo más compleja que una S.A.

Los impuestos a los que están sujetos todas las sociedades mercantiles son el IVA, el IAE (aunque existen muchas excepciones) y el Impuesto de Sociedades (que grava los beneficios de la entidad). Además, para la constitución de la empresa es necesaria la redacción de unos estatutos que plasmen la finalidad de la entidad.

Entonces, ¿qué opción debo escoger?


Todo depende de la actividad económica que vayas a realizar. Si realizarás la actividad de manera independiente y sin socios, deberías valorar la opción de constituir una empresa individual. Sin embargo, si consideras que la actividad puede crecer, necesitar inversión externa o la entrada de nuevos socios, deberías crear una sociedad mercantil. Además, cabe ser muy consciente de la responsabilidad que implica ser trabajador autónomo y responder con todo tu capital y patrimonio ante las deudas que asuma la empresa.
Por lo tanto, debes analizar con detenimiento tus necesidades y las responsabilidades que estás dispuesto a asumir y acudir a un despacho profesional como ADSER ASESORES para tu asesoramiento, recuerda no estás solo.

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